
Me asustaba verlas vivir a su manera, rompiendo las reglas, sin escuchar a otros ni respetando las "buenas costumbres". A veces me avergonzaba su forma intempestuosa de amar y vivir cada minuto... y me sonrojaba ante las cosas estrafalarias que hacían...Muchas veces dudé, y pensaba "estas mujeres deben de estar locas".
Un día, por esas cosas que la vida y la muerte traen, ellas se fueron... quedaron los recuerdos de sus locuras, frases entreñables, ropas de colores... Pensé que jamás iba a volver a verlas, ya que al parecer no había nadie como ellas...
Pero me equivoqué. Muchos años después me las volví a encontrar, cada vez que yo reía como loca, ellas reían conmigo. Cuando me caí y me levanté con la frente en alto, ellas me alentaban. Me daban la mano cada vez que disfrutaba de ser yo misma y de romper las reglas... estaban en cada lágrima de emoción y amor desenfrenados...en cada momento que me sentí una nena, en cada cosa que construí de la nada, me alentaban. Así, descubrí que nunca se habían ido... que se habían quedado ahí, en mi corazón, para siempre... dos mujeres locas, que me enseñaron a vivir... dos mujeres locas, mi mamá y mi abuela. :)