lunes, 3 de julio de 2006

La primera vez que me engañas es culpa tuya, la segunda culpa mía


La infidelidad es tan vieja como el hombre. Al principio era quizá una cuestión de supervivencia de la raza (como dice un amigo mío la mujer tiene solo un ovulo por mes el hombre miles de espermatozoides por día) que se limitaba al traspaso del material genetico del macho alfa. Pero a medida que "ëvolucionamos" esa tendencia a mirar lo ajeno se volvió algo así como una costumbre. Como todo reservado principalmente a los hombres... un hombre infiel era un hombre aburrido de su rutinaria vida.. una mujer infiel una licenciosa... pero como todo la batalla de los sexos ganó también en este terreno.. y con ello una prolifica industria: detectives privados que sacan fotitos indiscretas y siguen a sol y sombra al infiel sospechado, aparatitos que detectan llamadas y als rastrean... mucamas indiscretas qu ele cuentan al patrón que la señora se enfiesta con el sodero, etc. Quién no ha sufrido o cometido una infidelidad?! O al menos ha fantaseado con alguien más? Pero la bigamia no e spara cualquiera y tal vez en eso radica su atractivo..para que una infidelidad resulte uno tiene que mentir, confundir, esconderse, hacer malabares para concretar encuentros.. correr cuando te agarran... Y toda esta adrenalina que alimenta nuestro ego con el sabor de lo prohibido..termina haciendonos olvidar que en el medio hay otra persona que termina lastimada, en general aquella persona a la que le juramos amor y fidelidad eterna o que quizá puede estar haciendo lo mismo que nosotros y riendose a nuestras espaldas!!! Como todo lo prohibido la infidelidad tiene su encanto... pero como todo lo prohibido hace mucho daño... para mantener un harem hay que ser un marajá...

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