miércoles, 18 de enero de 2012

El totoro en mi habitación

¿Nunca revisaron debajo de la cama antes de dormir? ¿O cerraron la puerta del placard porque temían que un monstruo los estuviera mirando?
"Cosas de chicos", podríamos decir, pero todos tenemos un cuco debajo de la cama.
Cuando somos chicos son miedos o producto de una imaginación audaz que ve seres mágicos por toda la casa.
Sin embargo, al crecer esos cucos o totoros que bailan por nuestra habitación y pueblan nuestros sueños son más palpables.
Detrás de los ojos gigantes, los cuernos y el pelaje de colores se esconden esas cosas que no logramos resolver. Dudas, miedos, inseguridades bailotean alrededor de la cama o nos acechan de lejos, esperando el momento ideal para tocarnos el hombro y asustarnos un rato.

Y aunque ya somos grandes y no le tenemos miedo a las oscuridad, solemos mirar abajo de la cama cada tanto porque sabemos que están ahí. Y nos sentimos nenes de nuevo, asustaditos, tapándonos la cara con la sábana para que el cuco no venga.
Sabemos que aunque los ignoremos siguen ahí, y no van a irse, a menos que los enfrentemos o los invitemos a jugar, siempre están ahí, aunque dejemos la puerta entornada o la luz del baño prendida.
A veces me pregunto qué hacer con el totoro de mi habitación, porque de tanto esconderme abajo de las sábanas creo que ya no lo engaño... porque quizá llegó la hora de crecer y hacerme cargo de mi "cuco" que tantos años me esperó para que nos amiguemos...

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