"Deja tu barco a la deriva, o entrégale el timón a otro y te encontrarás perdido en una tormenta que no es tuya". Creo que así podría resumirse el tema de este post. A medida que uno va creciendo alguien más nos a guiando: nuestros padres, la escuela, las tendencias de tu grupo de amigos, la moda, la tele.... pero a pesar de eso a medida que vamos conociendo el mundo aparece, en algunos casos con más fuerza que en otros, un deseo propio de elegir lo que queremos, lo que nos gusta, no que no nos gusta... Hasta que de a poco llega la hora de decidir sobre nuestra vida. Buscamos independizarnos, alternativas u opuestos a lo que nos enseñaron o nos hicieron creer que era verdad, nos rebelamos, adherimos... pero nada de esto sucede sin que vengan acarreadas consecuencias, sin que debamos mover nosotros el barco e incluso sin nada de esfuerzo de nuestra parte. Es el lado difícil de la vida. Decidir por nosotros mismos. Para mí la parte más difícil de esto no es decidir qué, sino hacerse cargo de lo que viene con esa decisión. Como dice la frase "si alguien sonríe cuando todo sale mal es porque ya sabe a quién va a echarle la culpa". Gran verdad. Atribuir las dificultades o daños colaterales a otros - ya sea fulano o mengano o simplemente la mala suerte, el destino o un macumba extraño- nos libra de toda responsabilidad sobre nuestras vidas: nos ahorra el esfuerzo de ponerle el pecho a las balas. Obviamente decidir sobre la propia vida no es fácil, porque a todos nos gusta que nos cuiden y es más cómodo que otros decidan por nosotros o dejarnos llevar por la corriente. Pero incluso esto también trae consecuencias: nuestra vida no pasa: nos pasa por encima. Y nos sentimos incómodos, frustrados, cansados, infelices porque en el fondo lo que hacemos o creemos elegir son elecciones ajenas. Ponemos nuestra vida bajo administración.
Pero es parte de crecer. Hacer rancho aparte y buscar lo que nos hace feliz, equivocarnos... formarnos nosotros mismos como seres únicos... Obvio que asusta, obvio que es más difícil, pero Ces´t la vie... y no hay nada más lindo que saber que nos equivocamos pero que al menos nos jugamos por lo que creíamos correcto. Qué lo que tenemos por pequeño que sea es reflejo de nuestro esfuerzo, que lo que somos nos hace feliz porque es lo que soñamos o queremos ser, y sobre todo que lo que hacemos lo hacemos por voluntad propia...Porque aunque otro reciba las balas por nosotros o esté al timón, los que tenemos el título de propiedad somos nosotros...
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