miércoles, 16 de febrero de 2011

Vos que no sabés, yo que no me acuerdo

A todos nos gusta hablar, a algunos más que otros. Muchas veces no somos buenos escuchando, pero hablar es más simple, porque el aire es gratis dicen algunos. ¿Pero todos sabemos HABLAR realmente?
No sólo emitir sonidos y endulzarnos con el sonido de nuestra propia voz, sino decir lo que realmente sentimos o pensamos, pero honestamente. Hablar para decir lo que suena bien o lo que creemos que queremos decir muchas veces no es hablar, ¿por qué no decimos lo que sentimos? Aun a sabiendas de que es necesario, oportuno, o como mínimo que es lo que necesitamos hacer para sacarnos eso que nos carcome por dentro.
Porque las palabras tienen realmente esa magia para representar y crear realidades, y todo lo que no decimos se acumula dentro nuestro como una pila de hojas, algunas palabras vuelan y de a poco se acumulan en nuestra imaginación; y lo no dicho nos empieza a susurrar y nos lleva a imaginar cosas, suposiciones y hasta hipótesis que nublan nuestra realidad. El resto se queda ahí, anejado, podríamos decir que hasta pudriéndose y creando en nosotros algo de angustia, culpa y una intriga gigante por no saber qué hubiese pasado si hubiésemos hablado cuando tuvimos la oportunidad.
Sí, porque el lenguaje oral es efímero, y muchas veces, efímeras son también las oportunidades que tenemos para hablar... un "perdón", un "te quiero", un "no me gusta esto" o un "quiero esto", quizá tienen un momento para materializarse y así cambiar todo.
Porque una vez que ese momento pasó es muy difícil volver atrás, es más fácil retractarnos de algo que dijimos que de aquello que nunca salió de nuestra boca.
Y esa es la parte difícil de HABLAR con todas las letras, saber expresarnos, abrirnos, compartir, no seguir acumulando palabras como hojas, porque las palabras valen mucho y en cada una de ellas hay mucho de nosotros. Lo que no se dice pesa, lastima, se acumula sin sentido y muchas veces queda enterrado ahí, ahogándonos.
Hablar es fácil y se aprende rápido, pero HABLAR con todas las letras es el verdadero desafío, romper nuestras barreras, alivianar la carga de lo que queremos decir, eso es HABLAR, pero no todos sabemos cómo....

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