lunes, 24 de septiembre de 2012

Pidan y se les dará

El otro día tuve una charla, una charla que esperé por años, que nunca supe cómo iba a afrontar y qué resultados podía tener.
Porque uno siempre arrastra esas "charlas" que esconden muchas cosas detrás del tema que sirve de excusa, donde se dice más de lo que se escucha y que pueden definir lo que será o no de nosotros o de parte de nosotros.
Son charlas que marcan momentos, que nos prueban, que cierran puertas y que nos abren nuevos caminos. Que nos permiten mirar atrás de otra manera, o darle la espalda a lo que fue, para abrazar lo que será.
No importa lo que se dice en sí (acto ilocutivo para algunos), sino lo que se siente, charlas que muchos no pueden afrontar porque es enfrentarse a un espejo y a lo que más nos da miedo. Las practicamos en nuestra cabeza una y otra vez, nunca salen así, por supuesto, pero salen como nos sale del corazón.
Todos guardamos o esperamos una de esas conversaciones.
Años, décadas, toda una vida...y pedimos, pedimos que alguien nos mande alguna punta, rezamos para que las palabras que salgan sean las que queremos decir, que nuestro interlocutor las escuche y las aprehenda y oramos para que las verdades sean dichas y los resultados nos lleven a buen puerto.
Yo escuché lo que, penosamente, esperaba escuchar; no las palabras en sí, sino los hechos, la comprobación de ciertas sospechas que me dolían, la decepción de escuchar cosas que uno sabía pero no aceptaba.
Pero más allá de la charla, recibí respuestas a esos pedidos, pude abrir los ojos a cosas nuevas, apreciar cosas de ahora y darle la cara al futuro; porque ahora la charla la va a esperar otro. Porque yo  recibí más de lo que pensaba, y cuando encaré eso que estaba atrás de la charla me vi yo por primera vez en muchos años, porque ahí en ese reflejo estaban las respuestas... con eso cerré la puerta y enfilé para adelante...
Cuando uno desnuda el corazón, pide con humildad y está atento a las señales, siempre recibe respuestas, coraje de lejos y mucha mucha luz y esperanza... yo pedí y recibí; y solo puedo decir gracias y seguir adelante.
Y aunque nos lleve años, décadas, toda la vida, esas "charlas" hay que tenerlas, porque las palabras se las lleva el viento, pero las verdades iluminan lo que está por venir.

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