Hoy en una de esas charlas surgió el recuento de como tantas veces nos habían roto el corazón. Anécdotas que aunque son parte del pasado aún nos entristecen un poco y nos acongojan el corazón. Creo que hacía tanto que sentía que mi parte sentimental estaba inerte debido a el hecho de que ante tantos dolores de cabeza y fracasos en el plano del amor que había decidido echarle candado, dejando afuera todas las sensaciones que uno experimenta cuando sufre porque le rompieron el corazón o vió que los frutos de abrirse a la posibilidad de ser feliz sólo fue una desilución. Eso es un corazón espinado. Un corazón que de tanto parcharlo se cierra y se vuelve espinoso, como un medio de defensa, para que nadie se acerque, nadie lo toque, nadie pueda descubrir y romper su fragilidad.
Y así uno siente que enamorarse es una cosa del pasado, que no vale la pena buscar porque nada bueno vendrá de eso, o se decide a bajar la persiana y dedicarse a otras cosas. Adentro, queda el recuerdo, un resabio de lo que uno alguna vez sintió, la duda de saber si uno aún conserva la capacidad de volver a enamorarse otra vez.
Y las espinas que rodean ese corazoncito que -como un cactus nunca pierde la blandura de su interior- son la desconfianza, el análisis, el apostar a medias a alguien, e incluso el desaire a cualquier insinuación por parte de algún "desubicado" que quiera agraciarnos con sus sentimientos.... Pero repito: adentro hasta el cactus más espinoso tiene un corazón blandito, y hasta en el desierto más grande agradece la lluvia... Y un día una mirada, un abrazo, dos palabras nos sorprenden y vemos que hasta el corazón más espinado puede tener flores....
Y así uno siente que enamorarse es una cosa del pasado, que no vale la pena buscar porque nada bueno vendrá de eso, o se decide a bajar la persiana y dedicarse a otras cosas. Adentro, queda el recuerdo, un resabio de lo que uno alguna vez sintió, la duda de saber si uno aún conserva la capacidad de volver a enamorarse otra vez.
Y las espinas que rodean ese corazoncito que -como un cactus nunca pierde la blandura de su interior- son la desconfianza, el análisis, el apostar a medias a alguien, e incluso el desaire a cualquier insinuación por parte de algún "desubicado" que quiera agraciarnos con sus sentimientos.... Pero repito: adentro hasta el cactus más espinoso tiene un corazón blandito, y hasta en el desierto más grande agradece la lluvia... Y un día una mirada, un abrazo, dos palabras nos sorprenden y vemos que hasta el corazón más espinado puede tener flores....