martes, 16 de noviembre de 2010

Suerte perra

Muchas veces hablamos con mis amigos por qué nos toca lo que nos toca. ¿Será coincidencia? ¿Salimos poco beneficiados en el sorteo de la vida? ¿A todos les pasará lo mismo? ¿Las cosas cambiarán, o estamos remando contra la corriente?
Yo no soy una persona con suerte, eso lo saben todos mis amigos, no pego una. Siempre algo me pasa, hasta las cosas más insólitas (mis amigos podrán citar miles). Cuando pasan, las detesto y más de una vez dije: "Yo me bajo de este tren"; pero al final me termino riendo para no llorar y pasa a ser anecdótico.
Pero, ¿uno hace su suerte o vive como barquito de cascarita de nuez remando en un mar de circunstancias poco venturosas?
Supongo que hay un poco de todo, pero he aprendido que si no te va mal, no podés disfrutar cuando te va bien. Obvio que esos: “son rachas”, “algo vas a aprender de esto",etc. cuando venís de malas suenan obsoletos. Aunque tienen algo de verdad.
Como dijeron un par de mis excelentes amigos: “pensá que estuviste ahí, que lo superaste y que seguís adelante”.
Y es cierto, si todo fuera perfecto quizá nos perderíamos de muchas cosas, de la esperanza de creer que todo va a estar bien, de volverse buena persona apechugándola (porque a la gente buena en algún momento le pasan cosas buenas, como que te den la bienvenida cuando volvés después de mucho tiempo, o que la gente sonría cuando te ve, o que se note cuando te vas).
El mundo puede tratarte mal, la suerte esquivarte y la vida escupirte en la cara —over and over and over— pero en algún momento se cansa, y en algún momento ya no te va a importar y va a dejar de burlarse tanto.
Llamémoslo consuelo de tontos, pero vivir pensando que las cosas van a cambiar, que algún dìa van a mejorar nos da empuje, por optimista o por idiota —yo me incluyo en la segunda— uno sigue y se alegra cuando sale el sol. Y así aprendes a reirte de las cosas al final del día, a llorar sabiendo que es por un ratito, a emborracharte con tus amigos a la salud de la mala leche que comparten y, aunque uno lo crea, termina siendo feliz.
Como yo, que ahora cada tanto me compro un Quini sabiendo que lo voy a ganar, lejos estoy pero bueno al menos la emoción, no me la quita nadie jajajaaj

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